Con la escritora Ida Vitale (Premio Cervantes 2018) en el Instituto Cervantes de Madrid. Genio y figura con sus 95 años, una mujer increíble de “rompe y rasga” dialogó anoche sobre los aspectos más relevantes de su vida y obra con el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero; con la directora general del Libro y Fomento de la Lectura, Olvido García Valdés; y con la poeta Raquel Lanseros.
Esbozó una sonrisa en su rostro, mostró la templanza y la serenidad de una mujer inteligente y nos desveló el sentido de la depuración y la indagación del conocimiento en su escritura. Influenciada por Juan Ramón Jiménez nos comentó cómo siguió sus pasos para la depuración de su poesía. Es necesaria la objetividad y la distancia ante la obra poética para poder darle forma y adoptar “medidas saludables después de un tiempo”.
La producción poética de Ida Vitale es simbiosis de una experimentación formal e indagación íntima en la cual se crea un equilibrio entre el significado y significante. Ida Vitale resaltó la condensación y sedimentación del tiempo, su afición por la prosa que acumula una poesía que no le corresponde, por la poesía que fluye y corre.
Anoche quedó reflejada con su acento uruguayo la palabra de una poeta Premio Cervantes 2018 que huye de lo comunicativo fácil y del vanguardismo y desde siempre, ha sentido una profunda devoción por Benito Pérez Galdós, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado. Ida Vitale puso de relieve la claridad y el conocimiento en la poesía destacando el progreso científico y técnico como razón poética.
Y obviamente, no me fui del Instituto Cervantes sin darle un beso y decirle: “Guapa” después de un montón de fotos.
Almudena Mestre