Última tarde de diciembre en tomelloso
Se han dormido los pequeños jilgueros
en las ramas con un beso de luna
entre sus plumas cuando apenas
quedan horas del año que se marcha.
Quedaron tantos sueños inconclusos
que en el corazón quedó nostalgia
y un halo de tristeza por las calles.
Esta última noche bendeciremos
las viandas que hay sobre la mesa
y volveremos a pedir a Dios
por los hambrientos de amor
y de trabajo no encontrado…
Y ojalá
que la porción de amor que nos anida
en el alma sin pudrirse,
amanezca con el nuevo año confiada
con el mismo temblor de las ramas
del árbol que acoge el sueño de los pájaros.
Ojalá que volemos con la luna
y soñemos a pesar de lo incierto.