Altea Cantarero
Un crimen sin precedentes en la Cuenca de los años sesenta: una monja aparece brutalmente asesinada en la capilla de un internado femenino, su cadáver profanado en una burla sacrílega de la Virgen Dolorosa, patrona de la congregación. La ciudad teme que este sea solo el primero de una serie de asesinatos rituales, ante la aparición de nuevas pistas: la sombra de un ogro, el “Ogro del Júcar”, como pronto será bautizado por la prensa de la época, se cierne sobre la hermosa ciudad de provincias, plácida hasta entonces.
Las niñas, alumnas del colegio, serán testigos directos de la investigación llevada a cabo por el veterano inspector Cánovas, con la ayuda del padre Lobo y la madre Líber, en una historia donde nada es lo que parece, una cuento de terror, de amor y de amistad, de fiera hermandad, cuyo final no deja a nadie indiferente.
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Altea Cantarero seduce al gran público centrándose en el retrato costumbrista de una pequeña comunidad y el análisis psicológico de sus personajes.
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“Altea Cantarero, aunque sin abandonarlo del todo, retuerce con elegancia al clásico modelo de detective del noir. La estructura narrativa es un relojito, típica de las mejores novelas negras. La historia de Ogro es una de misterio […]: desde luego, el hecho es inamovible: el asesinato de una monja. Pero las interpretaciones, en un contexto hipersaturado de religiosidad y censura, son múltiples, y el relato importa más que la muerte en sí. El final no defrauda. Como decía Chejov, si en la historia aparece un arma, es para que sea disparada. Y el arma, en la novela Ogro, bien que se dispara.” EL PAÍS DIGITAL